entrevista

RICARDO MIGUEL HERNÁNDEZ ACEVEDO

fotógrafo & artista de collage

︎ La Habana, Cuba
febrero 06, 2021

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¿Podrías contarnos un poco sobre ti?  ¿Cuál ha sido tu trayectoria?

Mi nombre es Ricardo Miguel Hernández Acevedo. Soy fotógrafo y artista visual nacido y criado en la esquina del antiguo Palacio Presidencial, hoy Museo de la Revolución, en La Habana Vieja. Además, soy gemelo. No puedo evitar decirlo pues para mí siempre ha sido un orgullo ser igual físicamente a mi hermano. Su nombre es Ricardo Ángel Hernández Acevedo y, como somos gemelos, es muy común que las personas, además de llamarme por mi nombre de pila, también me digan “Jimagua”. Los dos desde muy chicos sentíamos interés por el arte. Me formé como fotógrafo de manera autodidacta hace 14 años y desde entonces la fotografía ha sido un recurso expresivo central en mi trayectoria, aunque también he trabajado con el video arte, la instalación y el cine. Aun así, hay un gusto muy marcado por la imagen fija en estas tres manifestaciones. 

¿Cuáles fueron algunas de tus primeras experiencias artísticas?

Como te había comentado anteriormente, empecé a trabajar la fotografía hace 14 años. Al principio cuando estudiaba en un pequeño curso que recibí de fotografía, me limité más a observar el mundo a mi alrededor, en lugar de salir con la cámara y hacer unas cuantas fotos. De hecho, raras veces me ven con una cámara fotográfica. Por lo general después de tener bien pensada la idea que quiero trasmitir, busco la escena y con mucha calma me pongo a trabajar. Realizo bocetos y observo la iluminación. Es en la observación analítica donde encuentro lo que busco. Considero que soy más un fotógrafo de ideas y no de momentos. Claro, entre una idea y la otra hay diferentes intereses estéticos y conceptuales que me llevan a operar de muchas maneras. Trabajar en una serie fotográfica me puede tomar varios días, meses o años. Así nacieron obras muy conocidas en la Isla y que se han expuesto sobre todo en Europa como “Viviendo con el enemigo”, en el año 2006, “Developer”, del 2012 y “Ella”, realizada entre los años 2014 y 2017. 


¿Cómo descubriste el collage por ti mismo?

Tengo que confesar que nunca tuve interés en el collage. Le daba prioridad en mis estudios a otras manifestaciones como la pintura, de la cual soy un gran admirador y, por supuesto, a la fotografía. En Cuba no es muy común encontrarte una exposición donde haya algún collage. No hay una comunidad o gremio del collage en la Isla. Así que, si veía algún trabajo en collage era por Internet o en un libro de algún artista extranjero. Con esto no quiero decir que no haya artistas que no trabajen el collage en el país. Solo que no lo hacen como algo constante, sino que constituye una etapa complementaria de trabajo de un artista cubano. Por otro lado, también veía en Internet mucho collage de una mala factura y eso influyó en que no me motivara a lanzarme al trabajo del “corta y pega”.  

Esta situación cambió un día cuando estudié la vanguardia artística europea del siglo XX. Me fascinan los collages de Kurt Schwitters, George Grosz, Hannah Hoch, Max ErnstRaoul Hausmann. De este último, me apropié de uno de sus trabajos de poesía sonora para mis collages. Ellos tienen una fuerza visual y conceptual que me ha sido difícil encontrar en el collage del arte contemporáneo. No obstante, debo aclarar que he encontrado collagistas contemporáneos con trabajos muy buenos.

Tenía en casa un grupo de pequeñas fotografías viejas muy dañadas. No formaban parte de mi colección fotográfica. Estas fotos eran parte de compras que hice hace tiempo y que incluía algunos otros documentos que en ese momento eran de mi interés. Estaban todas en una gaveta llenas de polvo. Olvidadas. Un día, sin pensarlo, recorté una de estas fotos y la pegué encima de otra. Fue algo sumamente orgánico. El resultado me pareció fascinante. Allí empezó mi trabajo en el collage. Después de eso no he podido parar. 

¿Cómo describirías tu estilo con tus propias palabras?

Nunca pensé conscientemente en un estilo propio. Siempre he sentido que es un proceso que evoluciona a medida que pasa el tiempo en cuanto a forma y contenido. 

Los primeros collages que realicé parecían escenas cotidianas de cualquier lugar. Me enfoqué en hacer retratos alternándolos con otros collages, con situaciones diversas con un trasfondo histórico, social y político. Así estuve un buen tiempo. Mientras conformaba la escena dentro de la obra, también descubría las maneras de armarlas. 

Si para mí es importante construir una escena partiendo de algunas fotos, más importante es el proceso de búsqueda de esas fotos. He pasado días enteros hurgando en cajones y gavetas de personas a las que les he comprado fotografías; aunque también las he comprado en mercadillos de antigüedades de La Habana. Otras veces me las he encontrado tiradas en la calle o en un latón de basura. Algunas veces las he comprado y otras me las han regalado. Lo importante está en que todas las fotos antes de adquirirlas parecían estar condenadas a su desaparición; la mayoría muy convencionales, sin ningún motivo interesante dentro de la imagen, pero que al separar un fragmento y ensamblarlo con otros se inmortaliza en un collage. 


¿Hay algún tema recurrente con el que trabajes a menudo?

Desde hace algún tiempo abundan en mis trabajos, sobre todo los más recientes, el tema del paisaje. El collage, como construcción de la imagen, me permite explorar y reinventarme ensamblando y yuxtaponiendo una dramaturgia preconcebida del paisaje cubano y foráneo, buscando relaciones posibles entre paisajes diversos. 

Mis paisajes no son solamente construcciones simbólicas de diferentes terrenos, sino también son la plataforma para mostrar situaciones diversas históricas y sociales. 

Trabajas con muchas fotografías antiguas. ¿Hay algún otro medio con el que te guste trabajar?

Por el momento me encuentro inmerso en mi trabajo con el archivo fotográfico. He intentado experimentar con otros materiales, pero todo ha quedado en “una experimentación” y nada más, por el momento. 


¿El Covid y el caos global que causó afectaron tu trabajo y tu vida? Si es así ¿Cómo?

La Covid ha afectado a todo el mundo. Eso es un hecho. Desde que empezó esta pandemia, prácticamente no he tenido ningún tipo de movilidad. Ya de por sí, la precariedad que existe en mi país hacía que estuviese limitado por los problemas contantes del día a día: la situación compleja del transporte, la escasez de productos alimenticios, la falta de información y las limitaciones para acceder a esta, etc… Todo esto influía en que te mantuvieses enérgico buscando cómo solucionar tus problemas personales. Ahora con la Covid, además de los problemas antes mencionados que se han agudizado, está el encierro, la falta de trabajo, una peor economía producto de la escasez de turismo y, por último, la falta de alimentos. Encerrados en nuestras casas esperando a que ocurra un milagro. De esa precariedad es que me encuentro bebiendo para crear mis fotocollages. Ahora la dinámica ha cambiado y todo es por Internet y las redes sociales. Ha habido un incremento de las exposiciones online e intento aprovechar al máximo las oportunidades que me brinda el espacio virtual. 

¿De qué manera prevés evolucionar como artista?

Eso es algo que no pienso mucho. No soy de idear estrategias futuras. Por supuesto que me preocupo en darle promoción a mi trabajo. Hasta ahora he tenido la suerte de exponer todos los años dentro y fuera de Cuba y de mostrar mi trabajo en diferentes publicaciones. Pero dejo que todo en mi vida fluya y se dé de manera orgánica. Me concentro en trabajar mucho y dejo a Dios que haga su voluntad.


¿Es el collage una forma de arte popular en Cuba? ¿Puedes contarnos un poco sobre tu escena artística local?

Cuba siempre se ha caracterizado por ser uno de los escenarios más importantes del arte latinoamericano y caribeño. La Isla es muy conocida por la vanguardia pictórica cubana los años 30 y 40; la cartelística gráfica revolucionaria de los 60 y 70; la fotografía épica revolucionaria también de dichas décadas, y el surgimiento del nuevo arte contemporáneo que se desarrolló en los años 80. 

La escena artística cubana es rica por su variedad y amplitud. Aun así, por razones que desconozco, el collage no caló en la creación del artista cubano como lo hicieron la pintura, la escultura y la fotografía, o como sucedió en otros países de América y Europa. Nunca ha existido un gremio de artistas del collage. Este es parte de un proceso creativo de algunos artistas a través de la historia. Por ejemplo, dos casos muy aislados, como el del pintor Raúl Martínez y el fotógrafo Eduardo Hernández, que han hecho a conciencia collages casi durante todas sus carreras sin dejar de lado la pintura y la fotografía. Además, creo necesario mencionar un caso mucho más aislado, que se ha dado a conocer sobre todo en Europa por sus singulares trabajos dentro de la vertiente del ArtBrut, es José Alberto Cadi, alias el buzo. Otros en mayor o menor medida han trabajo el collage como una parte más de su obra. Me vienen ahora a la cabeza nombres de artistas como Aldo Menéndez, Ezequiel Suárez, Sandra CeballosGlexis Novoa y Nelson Villalobos. 

¿Quiénes son algunos artistas locales vivos, del collage o no, a quien crees que deberíamos conocer?

Sin duda alguna dos artistas de amplias carreras y que han trabajo el collage (muy buenos collages, además) son Eduardo Hernández y Nelson Villalobos. El primero con un marcado discurso homoerótico en la fotografía cubana, y el segundo con una estética pictórica muy interesante en el que se ve un gran interés por el cubismo, las vanguardias europeas del siglo XX y el arte popular norteamericano. 

Otros artistas con trabajos interesantes en el collage, y de mi generación, son Evelyn Aguilar Sánchez, Michel Armenteros, Nelson Barrera y Julio Llopis. 


Ricardo Miguel Hernández Acevedo ︎ ︎
entrevista y traducción: Petra Zehner